Casi el 80% de las personas que sobreviven al ébola necesitan rehabilitación a largo plazo porque tienen alguna discapacidad relacionada con la movilidad, la cognición o la visión un año después de recibir el alta.
Así lo asegura un estudio llevado a cabo por 10 investigadores de instituciones de India, Reino Unido y Sierra Leona, y publicado en la revista ‘Clinical Infectious Diseases’.
La magnitud de la epidemia de ébola en África occidental entre 2014 y 2016 dio como resultado un número sin precedentes de supervivientes y la oportunidad de mejorar ampliamente la comprensión de las dificultades de salud a los que se enfrentan.
Los investigadores, encabezados por Soushieta Jagadesh, evaluaron las posibles secuelas de discapacidad en un 27 supervivientes del virus del ébola 12 meses después de ser dados de alta en la unidad especializada para tratar esta enfermedad en el Hospital Militar 34 de Freetown (Sierra Leona) y compararon su estado con el de 54 personas cercanas no afectadas por el virus.
Las personas analizadas se sometieron a un cuestionario que evaluó seis áreas (visión, audición, movilidad, autocuidado, comunicación y cognición) con el fin de medir las deficiencias físicas y mentales presentes en el momento de la entrevista. Las puntuaciones de funcionalidad se asignaron a partir de la gravedad y la frecuencia de la ansiedad, la depresión, el dolor y la fatiga.
El 78% de los supervivientes de la enfermedad por el virus del ébola tenían alguna discapacidad. Las secuelas físicas fueron las más numerosas, puesto que había hasta 206 veces más probabilidades de dificultades para caminar 100 metros, 500 metros, subir 12 escaleras.
Además, quienes habían derrotado al ébola tenían un aumento significativo de los valores medios de dolor, fatiga, ansiedad y depresión, y hasta ocho veces más probabilidades de sufrir visión borrosa.