Rehabilitación y control son aspectos claves para un buen tratamiento y prevención del ictus, según los expertos que han participado en una jornada sobre esta enfermedad celebrada en la Fundación Rafael del Pino con motivo del Día Mundial del Ictus.
Durante el desarrollo de las mesas de trabajo y en las conclusiones de clausura se han expuesto datos como que hay 104.000 altas al año y hay 35.000 pacientes que necesitan rehabilitación y no la van a recibir.
Álvaro Hidalgo, profesor titular y director del Seminario de Investigación en Economía y Salud de la Universidad de Castilla-La Mancha, destacó que “el beneficio neto si invertimos en rehabilitación sería de 134.000.000 de euros anuales”.
Exuperio Díez-Tejedor, jefe del Servicio de Neurología del Hospital La Paz y coordinador del Plan de Ictus de la Comunidad de Madrid, afirmó que “cuanto antes actuemos, habrá mejor recuperación” del enfermo.
Eduardo Martínez Vila, consultor de Neurología y Unidad del Ictus de la Clínica Universitaria de Navarra, subrayó la importancia de la Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud.
Los expertos de emergencias coicindieron en señalar que un paciente con síntomas de riesgos debe llegar lo antes posible al hospital y en eso las campañas públicas son fundamentales y la Administración se debe implicar más.
Jaime Díaz, coordinador de la Unidad del Ictus del Hospital 12 de Octubre, señaló la importancia social y poblacional del ictus. “La tasa de incidencias no es bien conocida por estudios epidemiológicos de la Comunidad de Madrid. Hay una incidencia de 188 casos por 100.000 habitantes año/ictus. Y un total de 2.600 pacientes muertos el pasado año en la Comunidad de Madrid. En 2008 un total de 25.000 personas quedaron con secuelas de ictus en la Comunidad de Madrid”, dijo.
Estefanía Tapia, enfermera de la Unidad del Ictus del Hospital Puerta de Hierro, aportó su visión de la enfermería y sobre cómo los cuidados están centrados en una vía clínica con los apartados de monitorización de constantes, valoración neurológica, patrón de eliminación, nutrición, test de deglución, complicaciones y valoración de alteraciones en la movilidad.
Por su parte, Rosa Herrero, responsable de Enfermería de la Unidad del Ictus del Hospital Clínico San Carlos, puso de relieve la transcendencia de que exista una enfermería experta para la unidad ictus. “Monitorizar un paciente no es pasar una escala y ya está, hay que estar 24 horas con el paciente y hay que observarle de forma minuciosa. Hay que saber hacerlo, valorar y estar entregado”, explicó.
“Planear desde el momento cero una estrategia con el paciente y la familia para que la rehabilitación sea posible, por qué tiene que comer solo, cambios posturales. El papel humano es muy importante. Hay que informar al paciente de cada paso que damos. Implicar a la familia en el equipo multidisciplinar”, añadió.
Jaime Masjuan, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Ramón y Cajal, hizo referencia a que hay “un reto en la red de hospitales privados, y que el modelo de la Comunidad de Madrid hay que exportarlo a estos”.