- Un estudio de Fundación Matía revela un cambio social sobre la forma de ser cuidados
- Los mayores defienden ante todo su autonomía y permanecer en su propio hogar, pero en caso de necesitar ayuda no quieren mudarse a casa de los hijos
«No quiero ser una carga para mis hijos». Esa declaración de intenciones que se escucha en muchas casas cuando se asoma la vejez recorre también el estudio que ha realizado la Obra Social La Caixa, bajo la dirección científica de la Fundación Matía, para indagar en un problema al que se enfrentan todas las familias: cómo queremos ser cuidados en una situación de dependencia. El informe ‘Cuidar como nos gustaría ser cuidados’, para el que han entrevistado a más de 4.000 personas mayores de 18 años en toda España -312 vascas-, revela un cambio social. «Las personas mayores de sesenta años tienen hoy posibilidades de construir un proyecto de vida nuevo o continuar su itinerario vital para los próximos treinta años. La esperanza de vida se lo permite. Por lo tanto, ejercen su capacidad de elección, su autonomía», introduce Mayte Sancho, directora científica de Matia Instituto Gerontológico.
¿Cómo le gustaría ser cuidado si algún día sufre una situación de dependencia? ¿Quién prefiere que le cuide? ¿La familia? ¿Los servicios públicos o privados? ¿Los amigos? ¿Dónde le gustaría vivir en caso de necesitar ayuda? Son algunas de las preguntas sobre el proceso de envejecimiento que ha planteado la fundación y que se exponen en el marco del Día Internacional de las personas mayores que se celebró ayer. Las respuestas han demostrado nuevas inquietudes dentro de esa compleja realidad que son los cuidados. Las personas mayores defienden, ante todo, su autonomía. La tendencia apunta a que la persona se haga responsable de su propio proceso de envejecimiento y dependencia, una herramienta que también se impulsa desde las administraciones públicas. Pero llega un punto en que la necesidad de recibir cuidados externos se hace irremediable…
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